La
duración, extensión y rigor del conflicto
debilitaron la
moral, tanto
de los combatientes como de la retaguardia, hecho
que se intentó
contrarrestar
mediante el despliegue de agresivas
campañas
de expresión patriótica en las que
se exaltaba las hazañas de las tropas al
tiempo que se ridiculizaban las acciones del enemigo,
calificadas por la prensa humorística como
torpes y blandas.